El pequeño niño - relato
El objeto más cercano a tu mano.
Despertar con un bostezo gracioso, frotando los ojos con manos regordetas.
La risa irrumpe con melodía por cualquier ruido, imagen o motivo.
El tarareo sin armonía acompaña el desarme de un juguete y los mocos transparentes de un resfrío incipiente.
Correr a los pájaros, querer igualarlos en su vuelo, mirando al cielo con los brazos extendidos para sentir su vuelo.
Brincar para alcanzar las nubes de algodón, que están ahí, ahí nomás, tan cerquita de los cortos dedos.
Retozar en la hierba y jugar con el perro que humedece con su baba la respingada nariz colorada y las cosquillas de su hocico húmedo y frío que roza la carita con hoyuelos; rosadas las mejillas, sucias las rodillas.
El abrazo de mamá y el dulce de un caramelo como remedio a los peores miedos.
La tibia leche chocolatada y el pan con manteca, recién untado.
El consuelo de la abuela que interrumpe el tejido para acariciar los rebeldes rizos.
El baño nocturno. El cuento en la noche que tanto espera. La voz del padre que lo lee, la voz firme pero tierna. La caricia de la mano grande y rugosa de tanto trabajo.
El último beso del día, en la frente. La luz se apaga y la sombra del hombre que antes de salir vuelve su mirada con amor.
El hada de los sueños aparece y con suavidad lo saca de su cuarto.
En el cielo vuelan con los pájaros y ahora sus cortos deditos los pueden tocar.
Claudia Lamata
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