El Desequilibrio Libriano

 
 
 

 
 
 

Claudia Lamata 


 

Los nativos adultos del signo de Libra me recuerdan a los niños pequeños cuando se les ofrece que elijan entre varios juguetes. Por lo general el pequeñín, con su dedito en la boca y los ojos atentos ante el maravilloso tesoro que aparece ante él, señala a uno, luego a otro y finalmente papá y mamá suspiran agradecidos cuando al parecer se decide. Pero los nervios acuden súbitamente a papá, mamá y al vendedor que de una sonrisa pasa a un gruñido ahogado, al notar que de mover afirmativamente su cabecita enrulada, pasa a un no rotundo. Pero la situación no finaliza con este episodio, sino cuando salen del negocio y el gurrumino tironea de la mano de su padre, para pedirle volver a intentarlo con los juguetes de la otra góndola.

Cuando hablamos de los nativos de Libra automáticamente en nuestra mente se dibuja una persona, serena, ecuánime, educada, seductora, segura de si misma y decidida.

¿Pero, decidido?, ¿Tomar rápidamente una decisión? y mas ¿tratándose de su vestuario, cremas, cosméticos, elementos de aseo personal, calzado y demás ornamentos que hacen a su buen vestir y presencia?

¡POR  SUPUESTO QUE NO!, nada más lejos de la realidad. La indecisión libriana puede desequilibrar la balanza que tan sutilmente los simboliza.

Son bajo esas circunstancias, que el nativo sea hombre o mujer, explota al elemento Aire al que pertenece, diseñando mentalmente aquellos productos que debe adquirir. De mas está decir que solo en su imaginación existen y lo que encuentra en las vidrieras solo se aproxima levemente a su deseo.

Inmediatamente una terrible inseguridad y ansiedad se apodera de ellos, llevándolos por una veintena de negocios. Luego de andar durante horas, decide finalmente dejarlo para otro día porque de lo que vio, nada lo convenció.

Esto es un simple ejemplo de como manejan su poder de decisión ante un estímulo y se extiende hacia las cosas menos tangibles, aunque mas trascendentales.

Un segundo factor desequilibra a Libra, y es la fuerte ambigüedad que presentan ante la definición o elección de un hecho concreto. Para los que de afuera observan esa oscilación de la balanza, parece que el nativo "no quiere quedar mal ni con Dios, ni con el diablo”.

En realidad a Libra le provoca mucha tensión definirse o tomar partido de la misma manera que le producen tensión los enfrentamientos. El nativo sabe que de elegir por una parte, existirá confrontación con la otra, eso es inevitable. Y muy lejos está en él querer pelearse; por lo tanto prefiere conciliar, llegar a un acuerdo, negociar a través del diálogo. Sí, acuerdo no elección.

El libriano se convierte en el mediador, en el factor diplomático. Es común escuchar estas frases en boca de los nativos:

 “No puedo tomar partido por una u otra parte, ambas son importantes para mi”. (Cuando se le pide elección)

“No tomaré una determinación drástica, lo haré a mi manera”. (Cuando se le pide definición).

 Es así como Libra, deja que las cosas pasen y que también el tiempo haga lo suyo. La mayoría de las veces es esto lo que ocurre, el libriano busca desesperadamente un equilibrio sin tener que comprometer su decisión, elección ni definición. El “ser correcto”, el ser “diplomático, guarda una doble cara. No es lo adecuado esconderse detrás de estas formas por siempre, la vida muchas veces pide que nos juguemos.

El tercer factor que desequilibra a Libra, es el gran poder de negación. Cuando el nativo vive algún acontecimiento en su vida lo suficientemente traumático o doloroso, se presenta la negación.Es frecuente este artilugio para sortear un problema.

 Libra es el signo de la belleza, de la armonía, del buen gusto, del arte. El signo que ofrece al nativo, la maravillosa oportunidad de descubrir la verdad y hacer de ella un camino justo,  ya que posee los ingredientes necesarios para tal fin.

 

 

 

 

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